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Impresiones literarias

Etiqueta: Goethe

Milan Kundera: La inmortalidad

Mañana se falla el Premio de los premios literarios: el Único y Caprichoso Nobel de Literatura. Ta-chán. Tenía pensado soltar algunas pestecitas sobre lectores, editoriales y dudosos escritores, pero he preferido hacer algo más interesante (creo) y así ahorrarme los comentarios satíricos e irónicos, de esos que abundan tanto en cualquier blog decente. Entonces, pensé, hablemos de Milan Kundera, uno de esos individuos cuyo nombre está siempre revoloteando sobre los papeles de la Academia Sueca pero que no termina nunca de cuajar.

Milan Kundera (Google imágenes)

                              Milan Kundera

La inmortalidad (Tusquets, 1990) publicada por primera vez en 1988, es el tipo de libro que le tenéis que recomendar (o regalar, si es que estáis en plan cariñoso) a algún amigo o amiga al que no le guste sólo la novela, la literatura, sino que esté también interesado en el pensamiento, en las ideas y sobre todo en la reflexión. Esto lo digo porque Kundera emprende aquí una nueva apertura del concepto de novela, a la que definía así en una entrevista con Philip Roth: »Una novela es un fragmento largo de prosa sintética basada en la experimentación con personajes inventados. Estos son los únicos límites». Estos límites son sus posibilidades. Por las páginas de La inmortalidad aparecen hombres y mujeres conocidos y desconocidos. Por ejemplo, Agnes y sus familiares (invención del autor); también Goethe y Hemingway (reales, pero hechos ficción en la mente del autor). Estos son los focos en torno a los cuales reflexiona Kundera sobre múltiples temas: la apariencia, los gestos, la obnubilación consumista y obtusa de los que se creen libres y ajenos a cualquier forma de esclavitud, etc. También está el amor, la muerte, la belleza, la inmortalidad, aunque no necesariamente en un sentido religioso.

»Si a partir del momento en que apreció en el planeta el primer hombre pasaron por la Tierra unos ochenta millones de personas, resulta difícil suponer que cada una de ellas tuviera su propio repertorio de gestos. Desde un punto de vista aritmético esto es sencillamente imposible. No la hay menor duda de que en el mundo hay muchos menos gestos que individuos. Esta comprobación nos lleva a una conclusión sorprendente: el gesto es más individual que el individuo. Podríamos decirlo en forma de proverbio: mucha gente, pocos gestos.»

La inmortalidad: siempre estamos pensando en ella porque es algo a lo que aspiramos todos de alguna forma. No estamos dispuestos a perder nuestros recuerdos y por eso morir nos aterra, porque supone la pérdida del yo, aceptar que no perduraremos más que nuestro cuerpo. Pensamos mucho en la posteridad pero Kundera nos advierte de que nos olvidamos siempre de la muerte: El hombre cuenta con la inmortalidad y olvida contar con la muerte. Amén.

Por último, ya sabéis que si queréis más lecturas y recomendaciones podéis seguirme en la siguiente dirección de Twitter: @PRADA_VAZQ

Rüdiger Safranski: El mal o el drama de la libertad

Ahora que hace calor y lo último que apetece es moverse físicamente demasiado, nada mejor que hacer sudar un poco el intelecto de cada uno y cada una leyendo a Rüdiger Safranski (Rottweil, Alemania, 1945), prolífico ensayista y filósofo alemán, miembro de la Academia alemana de Lengua y Poesía, agregado del PEN Club, que además fue moderador, junto a Peter Sloterdijk, del programa de televisión germano, emitido hasta 2012, Philosophische quartett. ¿Algo más sobre él? Tiene el premio Friedrich Nietzsche de filosofía (el que, por cierto, también posee un filósofo español, Eugenio Trías, del que ya he hablado alguna vez aquí) y ha publicado interesantes biografias sobre Schiller, Schopenhauer, Heidegger, Nietzsche o Goethe; vamos, de unos intereses muy telúricos.

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Rüdiger Safranski (Patrick Seeger/Google imágenes)

En realidad no se va a sudar mucho con este libro, El mal o el drama de la libertad (Tusquets, 2005), porque no presenta filosofía para filósofos, para amantes de las cuestiones más técnicas y oscuras que competen a ese ámbito del saber en su forma especializada. Safranski se plantea, de forma creativa y divulgativa, una pregunta básica desde la que se derivan otras: ¿Qué es el mal? ¿Dónde tiene su origen? ¿Qué implica la existencia de la idea del mal? ¿Qué conlleva ser libre? Este ensayo presenta un recorrido histórico, a caballo entre la literatura/arte y el pensamiento filosófico, y para ello se acerca al concepto de mal desde la perspectiva religiosa (los mitos griegos y egipcios, así como los cristianos), pero también desde la ideológica en tanto que política. Así, hablará de Caín, San Agustín, Schelling, Sócrates, Kant, Baudelaire, Camus, kafka, Goethe, Sartre o Hitler para poner sobre la mesa las posibilidades que se derivan de que el hombre haya optado por buscar la libertad, por tener la posibilidad de elegir, de fallar; en suma: de haber desarrollado una conciencia que se enfrenta a múltiples disyuntivas.

»No hace falta recurrir al diablo para entender el mal. El mal pertenece al drama de la libertad humana. Es el precio de la libertad. El hombre no se reduce al nivel de la naturaleza, es el animal no fijado, usando una expresión de Nietzsche. La conciencia hace que el hombre se precipite en el tiempo: en un pasado opresivo; en un presente huidizo; en un futuro que puede convertirse en bastidor amenazante y capaz de despertar la preocupación. Todo sería más sencillo si la conciencia fuese ser consciente.»

El mal no precisa de teologías, sino que es más bien un producto proyectado por el hecho mismo de tener la posibilidad de decir »no», de arriesgarse a tomar decisiones. La libertad humana es enigmática, dice, y por tanto, hay que confiar de alguna forma en uno mismo y en el mundo, a pesar de que éste parece enmascarar con libertad lo que en realidad no lo es. ¿Qué mejor que divagar sobre el mal y las consecuencias de la libertad relajado o relajada en una playa o en una piscina bulliciosa, en un monte o un lago tranquilo, mientras el mundo gira con el tedio de siempre? Bueno, igual cualquier otra cosa.

Por último, ya sabéis que si queréis más lecturas y recomendaciones podéis seguirme en la siguiente dirección de Twitter: @PRADA_VAZQ