El amor y la inteligencia: Iris Murdoch frente al mar

Siempre me ha parecido una mujer apasionante. Iris Murdoch (Dublín, 1919 – 1999) conjuga en sus obras un profundo conocimiento de la literatura, del buen hacer del escritor artesano, con problemas éticos que no resuelve en modo alguno pontificando: los vínculos afectivos de las personas, el amor como comprensión y la incomunicación son temas habituales en sus libros. Estudió lenguas clásicas e Historia en el Somerville College de Oxford para después entregarse a la filosofía en Cambridge, nada menos que junto a Ludwing Wittgenstein (Viena, 1889 – Cambridge, 1951), uno de los filósofos más importantes de la primera mitad del siglo XX. En 1954, un año después de publicar un estudio sobre Sartre, salió a la venta su primera novela, Bajo la red, la más conocida posiblemente de todas las escritas por ella, que a su muerte sumaban un total de veintiséis.

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De todas ellas, una de las más alabadas por la crítica y el público, incluso mereció el Booker Prize británico en 1978, es El mar, el mar (Lumen, 2004). Un hombre, Charles Arrowby, que ha sido un dramaturgo de éxito decide retirarse, ya sexagenario, a la soledad de un pequeño pueblo, en la costa, para escribir sus memorias. Allí se hará con una casa antigua que se abre al mar: escribirá un diario con los pequeños acontecimientos que se van dando en su nueva y tranquila vida, su paulatino acomodo a sus nuevas circunstancias. Tras este periodo de toma de contacto con su nuevo entorno se da un hecho que trastocará los días del protagonista, pues un antiguo y querido amor de la adolescencia vive en el mismo pueblo. Ella será el epicentro de todos los desvelos que depara la novela y que se irá enredando, entre lo cómico y lo trágico, de forma amena, paciente.

»El amor es la comprensión extremadamente difícil de que algo distinto a uno mismo es real. El amor, como el arte y la moral, es el descubrimiento de la realidad.» (Iris Murdoch en The sublime and the Good)

El amor, la idealización de las relaciones, la obsesión por recuperar el tiempo perdido, son las claves de esta novela, que no deja de demostrar la talla de Iris Murdoch: una mujer apasionante, comprometida y, ante todo, inteligente.

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