Vladimir Nabokov: Habla, memoria
Este libro quiso titularse, y de hecho así se publicó en un principio en Estados Unidos, como Pruebas concluyentes (1951). Pero a Nabokov, con toda la razón, le sonaba demasiado detectivesco, a novela de intriga. La segunda opción fue algo más erudita, Habla, Mnemosine (Mnemosine, para los/las que lo hayan olvidado, es la encarnación de la Memoria en la mitología griega), pero sus editores le convencieron de que »las ancianitas no querrán comprar un libro cuyo titulo no son capaces de pronunciar». ¡Qué cucos son los editores! Después de considerar alguno más optó por una versión más cotidiana del anteriormente citado: Habla, memoria. Por supuesto, este libro es autobiográfico.
Quince capítulos comprenden aquí parte de la vida de Vladimir Nabokov (San Petersburgo, 1899 – Suiza, 1977), concretamente desde agosto de 1903 hasta mayo de 1940 y ponen de manifiesto acontecimientos y vicisitudes de la agitada existencia del escritor ruso: de su percepción del entorno en la niñez, de las impresiones que recibía de su familia, de los empleados del hogar, de la naturaleza. Nos cuenta que de pequeño era bueno con las matemáticas, pero que perdió su capacidad para los números en la adolescencia; su fascinación por las mariposas; Mademosille O, una institutriz francesa que tuvo y que merece un capítulo; su exilio europeo, etcétera.
La cuna se balancea sobre un abismo, y el sentido común nos dice que nuestra existencia no es más que una breve rendija de luz entre dos eternidades de tinieblas. Aunque ambas son gemelas idénticas, el hombre, por lo general, contempla el abismo prenatal con más calma que aquel otro hacia el que se dirige (a unas cuatro mil quinientas pulsaciones por hora).
A todo esto se le une la prosa exquisita del propio Nabokov, llena de rizos y comentarios mordaces y de una nostalgia que puede resultar en muchas ocasiones conmovedora, y ya tenemos un texto con el que disfrutar largo y tendido. Creo que satisfará especialmente a los que estén familiarizados con sus novelas, aunque no dejará indiferente a una persona que no haya leído antes nada de él. La enésima gran obra de Nabokov.
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