Milan Kundera: El libro de los amores ridículos

por Alejandro Prada Vázquez

En el fondo, el título de este libro siempre me resultó redundante. Yo me preguntaba (aún lo hago), ¿qué amor no es ridículo en realidad? Parece que enamorarse, esa invención propia de los poetas, es más bien un intento de ponerse en ridículo, de llegar a generar una intimidad compartida, dolorosamente artificial, hecha a base a porciones, trozos (¿despojos?) de los participantes en el amor, y que termina perpetuándose por la rutina, el tedio, el miedo a la soledad y esas cosas que todos conocemos. Pero eso ya no es estar enamorado, es ser algo así como práctico. El amor puede ser muy bonito, sí, pero ridículo puede llegar a serlo mucho más. Y si no, leamos a Milan Kundera (Brno, 1929) que algo tiene que decir.

Milan Kundera (Google imágenes)

              Milan Kundera (Google imágenes)

Este libro fue el segundo que leí de él tras La insoportable levedad del ser, que tenían mis padres por casa y que a alguien se lo dejé en su día y ya no he vuelto a ver. Bueno, la adolescencia es para equivocarse. En este libro hay siete relatos que nos hablan del amor en su versión más prosaica, es decir, la que mal que bien es propia de la vida y no de las ensoñaciones literarias o fílmicas. El amor sucede en unas circunstancias que no son otras que las de la existencia abúlica del mundo contemporáneo, con los problemas de trabajo, de comunicación, de autoconocimiento. Además está la frontera de la edad, del paso a la madurez definitiva, si es que aceptamos esa categoría. Los personajes se mueven en la huida constante por resignarse a lo inevitable: la frustración de la existencia que nunca es completa. Son personas normales intentando amar de alguna forma que en el fondo siempre será ridícula.

»Deja atrás un amor grande como la muerte. Se le ensanchó el pecho y fue el ensanchamiento más grande y hermoso que jamás hubiera experimentado. Porque lo que tan felizmente se lo ensanchaba era la muerte; una muerte que le había sido regalada, una hermosa y fortalecedora muerte.»

El amor aparece como una sombra que va y viene inconsistente, aunque densa a veces, pero siempre terminando por disiparse en alguna situación, en algún gesto, en algún momento. Es el amor tan frágil como ridículo. No es el mejor libro de Kundera, pero si una lectura amena; que resultará insípida si el humor no acompaña y de provecho si apetece darle vueltas a lo ridículo del amor. Que es el ridículo de la vida misma.